La estación de Chamberí  es una estación clausurada del Metro de Madrid, convertida en museo el 25 de marzo de 2008. La estación se encuentra en la línea 1, entre las estaciones de Iglesia y Bilbao, bajo la plaza de Chamberí.


La estación de Chamberí pertenece a la primera línea de Metro inaugurada en Madrid el 17 de octubre 1919 por el Rey Alfonso XIII. La construcción de esta línea que conformaba el proyecto de la Compañía Metropolitano y planteaba la construcción de cuatro líneas, fue diseñada por el arquitecto Antonio Palacios que logró atenuar la posible reticencia del público a utilizar el transporte subterráneo, mediante el empleo de acabados brillantes, coloristas y luminosos en los espacios utilizando masivamente  paños de azulejos y otras piezas cerámicas de color blanco y azul cobalto.

La bóveda de la estación va recubierta de azulejo blanco biselado y sus estribos estaban decorados por grandes recuadros de azulejos sevillanos que limitan el contorno de los carteles anunciadores, también de cerámica, en encintado ocre y azul. Estos carteles publicitarios son uno de los grandes atractivos de la estación, ya que se conservan prácticamente tal y como fueron creados en la década de los 20.

Andén de la estación de Chamberí

Esta estación estuvo en funcionamiento hasta 1966 cuando la longitud de los andenes de la línea 1 se ampliaron de 60 a 90 metros, debido al aumento del número de coches por tren que pasó de cinco a seis unidades, entonces su situación en curva y cercanía con las estaciones de Iglesia y Bilbao, hizo que la cerraran, siendo la única en toda la historia de Metro de Madrid que ha sido clausurada.

Un billete sencillo en la época costaba 10 céntimos de peseta, lo que equivaldría a… ¡0,001 euros!


Viajar en el tiempo ha sido una de las fantasías del ser humano durante siglos. Es una tendencia popular en películas y ficción. Ha inspirado novelas desde «El Cuento de Navidad» de Charles Dickens, hasta la obra maestra «El Planeta de los Simios», pasando por «El Final de la Cuenta Atrás» o la conocida trilogía «Regreso al Futuro», sin olvidar la no menos famosa película «El día de la Marmota» en la que el protagonista se encuentra atrapado en el tiempo.

Esta sensación de viajar en el tiempo es la que yo sentí al visitar la estación “museo” de Metro “Chamberí” conocida también como “La Estación fantasma” y transformada en el “Andén 0”.


La visita a la estación de Chamberí se ha convertido en un apasionante viaje en el tiempo que se detiene en el 22 de Mayo de 1966, momento en el que los convoyes dejaron de parar en esta estación.

Esta visita nos transporta a los viajes de un tiempo pasado donde los artistas realizaban los carteles publicitarios sobre azulejos, las taquillas y los tornos eran de hierro y los mapas que indicaban el trayecto de los trenes eran pintados a mano.


Durante la visita en este antiguo andén, uno puede imaginarse a la gente que se refugiaba allí durante los bombardeos aéreos en la Guerra Civil o a los Jefes de Estación comprobando los billetes, cuando de pronto un ensordecedor ruido llena todo el andén por unos segundos: un moderno suburbano de la Línea 1 transita sin parar y a la velocidad de un rayo por la “estación fantasma”.


“Desde muy pequeño he viajado en metro y he recorrido esta línea en multitud de ocasiones y aunque mi memoria no consigue transportarme con claridad a los tiempos en que esta estación estaba abierta al público, si recuerdo que cuando fue clausurada, al pasar por ella, la mayoría de  los chavales (y no tan chavales) nos pegábamos a las ventanillas y juntábamos las manos en los cristales para ver pasar esta estación que se encontraba totalmente a oscuras y esperando (con cierta congoja), ver aparecer los fantasmas o luces de los que se hablaba en las leyendas urbanas en todos los barrios de Madrid” .

Sobre Chamberí sobrevolaron numerosos mitos,  y leyendas urbanas que han acompañado a esta estación durante décadas, historias que lógicamente han tenido su explicación posterior.

Una de las leyendas urbanas cuenta, que allá por los años 50 en esta estación se cometió el crimen de una niña que sorprendió a un cura y una monja que mantenían un romance. Para no ser descubiertos y aprovechando una excursión escolar asesinaron a la niña y la arrojaron a las vías del tren. La niña, maldijo la estación de Chamberí y decían que se aparecía a los viajeros cuando se acercaba el aniversario de su muerte.

Otra historia de terror cuenta que una chica se encuentra en la parada totalmente sola y está esperando el último tren de la línea. Cuando llega, se sube y ve que solo hay tres viajeros. Uno de ellos es una mujer que la mira muy fijamente. En la siguiente estación  se sube un hombre y se sienta a su lado, el hombre observa detenidamente a los otros tres viajeros y le susurra al oído a la chica: “No te muevas, no hables, bájate conmigo en esta parada”.

Cuando bajan el hombre le dice: “Siento haberte asustado, soy médium, y la mujer que teníamos enfrente estaba muerta y los dos hombres que la acompañaban, la sostenían…”

Estas y otras historias corrían de boca en boca en aquellos tiempos, luces que se movían por los pasillos de la estación y voces que se oían cuando pasaban los convoyes.

Las voces y luces no eran otra cosa que mendigos, personas sin techo que se cobijaban del frío y hacían hogueras en los pasillos  de la estación que se encontraba clausurada y totalmente cerrada.

Esta y otras estaciones de Metro se convirtieron durante la Guerra Civil en almacenes e improvisados refugios para los ciudadanos durante los bombardeos aéreos. Tanto es así, que la Junta de Defensa de Madrid tuvo que afrontar problemas relacionados con las condiciones de higiene y salubridad en las que se encontraban los rincones de la red subterránea donde se refugiaron miles de personas durante el asedio a la capital, como recogen los archivos de la compañía que gestiona el suburbano

La estación permaneció inutilizada durante más de cuarenta años, reduciendo los trenes su velocidad cuando atravesaban sus instalaciones, a las que se recortaron los andenes para facilitar la circulación.

El hecho de que los accesos exteriores se hubiesen tapiado permitió la conservación de muchos de los objetos cotidianos de la época, como carteles publicitarios, tornos y hasta billetes en las papeleras.

En estas instalaciones se grabaron escenas de películas como:

“Barrio” de Fernando León de Aranoa, en esta película hay una escena en la que se muestra como lugar donde los indigentes y vagabundos buscan refugio.

“Pájaros de papel” de Emilio Aragón representando la utilización  como refugio durante el asedio del ejército franquista a la ciudad de Madrid durante la Guerra Civil.

También inspiró la canción “La Estación Fantasma” del grupo Los Coyotes.

“Información conseguida en internet y en la propia estación-museo durante la visita guiada”.

Antonio Martínez Rodriguez

 

Categorías: Historias

2 comentarios

Óscar Díaz Calvo · 03/05/2023 a las 5:27 am

Me ha parecido un trabajo precioso que hace disfrutar al lector del entorno que se pretende. Enhorabuena Antonio. Un fuerte abrazo

    Antonio Martínez · 09/05/2023 a las 4:33 pm

    Muchas gracias por tus amables palabras Oscar. Seguiremos intentando mejorar. Un abrazo

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